El mantenimiento de la circulación y microcirculación en la piel es de vital importancia, ya que este proceso constituye la base para el intercambio de elementos nutritivos, como así también de desechos metabólicos.

Las várices o venas varicosas son trastornos del sistema circulatorio, caracterizados por un defecto en la pared muscular de las venas que ocasiona una dilatación excesiva de la misma, motivada por una pérdida del correcto funcionamiento de las válvulas que cumplen la función de retornar la sangre venosa. Esto, conlleva a un aumento de la presión estática de la sangre.

Estos trastornos, se caracterizan por ser de carácter permanente, y por lo general se desarrollan en las piernas (con recurrencia en los tobillos), las cuales se sienten hinchadas, doloridas, cansadas, a veces que perciben calambres, y se acompaña en estados más avanzados por una alteración en el color de la piel la cual se torna azulada oscura. Si bien no marca el inicio de esta alteración, estos trastornos ser empeoran o se ven con mayor magnitud en personas que no realizan demasiada actividad, permanecen demasiado tiempo sentadas, o cruzan constantemente las piernas. También suelen aparecer como consecuencia del embarazo y en personas con sobrepeso.

Estudios del Centro Médico de la Universidad George Washington (EE.UU.), señalaron que este problema no es tan recurrente en pueblos que incluyen gran cantidad de fibras en su alimentación, y llevan paralelamente un estilo de vida activo, evitando el sedentarismo, como pasar horas frente al televisor o la computadora. También se ven más afectadas aquellas personas cuya profesión les exige mayor permanencia de pie, como cocineros, peluqueros, cirujanos, policías, vendedores, entre otros.
¿Que se puede hacer?

Existen numerosas alternativas naturales para la prevención y el tratamiento de las várices o venas varicosas. La mayoría de los mismos se basan en el mejoramiento de la microcirculación de las regiones más afectadas a fin de evitar la aparición del trastorno o el empeoramiento del mismo.

La Lecitina de Soja, una fracción compuesta por los fosfolípidos provenientes de la soja, posee importantes propiedades lipoactivas y actúa disminuyendo los niveles de colesterol (en especial el LDL) en la sangre evitando que este se deposite en las paredes de los conductos circulatorios. También actúa removiendo progresivamente las obstrucciones lipídicas que el organismo presenta en forma generalizada. Al brindar una importante concentración de colina, la Lecitina reduce la formación de homocisteína (aminoácido producto del metabolismo de la metionina), implicada directamente en las lesiones de arterias coronarias. Todo esto contribuye a disminuir la presión localizada sobre la pared de los conductos sanguíneos y a detener su deterioro progresivo, aliviando y mejorando significativamente su correcto desempeño.

La Centella asiática ha demostrado excelentes resultados clínicos en el tratamiento de la insuficiencia venosa de los miembros inferiores y el aumento de la estructura del tejido conectivo, mejorando el flujo sanguíneo. Gran cantidad de estudios han descubierto que el consumo regular de Centella asiática, ayuda a mejorar la acción metabólica del tejido conectivo.

Las Vitamina C y E, en parte por su acción antioxidante, contribuyen a mejorar la circulación reduciendo la tendencia de coagulación de la sangre, y aumentando la resistencia de los vasos sanguíneos junto con su elasticidad.

Recomendaciones útiles

Aumente la actividad física (disminuya el sedentarismo), aunque no es recomendado correr sobre superficies duras, como el pavimento, ya que esto puede empeorar la circulación en las extremidades inferiores.
Es aconsejado caminar entre 20 y 30 minutos diarios, debido a que esta actividad aeróbica mejora el funcionamiento del sistema circulatorio y previene el impacto.

No fume. Investigaciones han determinado que las venas varicosas son más comunes en fumadores, ya que ciertos productos de combustión del tabaco interfieren con la regulación corporal de la fibrina, una proteína que interviene en la coagulación de la sangre.

Consuma fibras balanceadas (solubles e insolubles) para regularizar el sistema digestivo. La constipación, puede ocasionar un aumento de la presión de las venas del recto, que se trasmite como un aumento en la presión de las venas de las piernas.
Disminuya la exposición excesiva a fuentes calientes como el sol y las ceras. El aumento de la temperatura de la piel ocasiona una dilatación de los capilares, la cual si no es controlada termina por desencadenar daños en los mismos y trastornos circulatorios.

Evite ropas demasiado ajustadas, ya que la compresión excesiva trae como consecuencia problemas circulatorios y retención de líquidos, especialmente en las extremidades.

Puede mejorarse los síntomas con masajes, especialmente si los mismos se realizan en forma ascendente en las zonas afectadas, y en el resto de las extremidades.
Aporte con una dieta balanceada o con suplementos dietarios los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del sistema circulatorio central y periférico.

Referencias consultadas:

Cordero, A.A. Biología de la piel. Estructura y Funciones. Ed. Médica Panamericana S.A. Argentina, 1996.
Freinkel, R.K.; Woodley, D.T. (Eds.) The Biology of the Skin. Taylor & Francis, U.K., 2001.
Alonso, J. Tratado de Fitofármacos y Nutracéuticos. Corpus. Argentina, 2007.
Allegra, C. Comparative capillaroscopic study of certain bioflavonoid and total triterpenic fractions of Centella asicatica in venous insufficiency. Clin. Terap., 1984, 110, p.550.
Gil Hernández, A. Ed. Tratado de Nutrición. SENPE. España, 2005.

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