Hoy desperté con ganas de saber más de arándanos, muchos dicen que es la «súper fruta» y en Lo de Pérez siempre tenemos jugo, pulpa, tinturas madres, dulces y muchos productos derivados del arándano pero… ¿Qué es lo que lo hace tan popular?

Los arándanos son nativos de Norteamérica, son plantas arbustivas que varían en su altura desde 10 centímetros a 4 metros y los podría aburrir horas hablando de temas técnicos que no vienen a cuento. Navegando (o mejor dicho «naufragando») por internet encontré un montón de información que me pareció buenísimo compartir con ustedes.

Empecemos con la parte nutricional. Según la FDA (Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos), el arándano no tiene grasas ni sodio, es libre de colesterol (aclaro que ningún vegetal tiene colesterol) y es muy rico en fibras, refrescante, tónico, astringente, diurético y con vitamina C y encima tiene ácido hipúrico lo que hace del arándano una fruta nutricionalmente muy importante.
Ese color azulado típico del arándano se debe a la existencia de antocianina, agente que interviene disminuyendo la acción de esos odiosos radicales libres asociados con el envejecimiento, enfermedades cardíacas y el Alzheimer.

También me enteré que en la industria farmacéutica se usa el arándano en antibióticos, medicamentos para controlar la diabetes y patologías de la visión.

Si bien entre sus bondades se encuentran sus poderes antibióticos, desinflamatorios y por sus efectos en la visión, su efecto más popular es como antioxidante (por su alta concentración de anthocianina que nombré antes). Algo muy importante es la concentración de Vitamina C que, como todos sabemos, potencia el sistema inmunológico y además favorece la absorción de hierro (por eso siempre indican tomar jugo de naranjas cuando tomamos pastillas de hierro) por lo que previene la anemia ferropénica.
Por último, los arándanos tienen una gran concentración de fibras por lo que es bueno para detener el estreñimiento y la atonía intestinal.

El arándano para prevenir infecciones urinarias

El arándano es consumido mundialmente básicamente por sus efectos a nivel del aparato urinario, se usa para prevenir infecciones urinarias.
Un estudio publicado por la Universidad de Oxford es muy optimista sobre la potencialidad del jugo de arándano y aclara que esto no «implica que deba desplazar los antibióticos como la terapia de opción cuando es necesario, pero podría ser un adicional útil al tratamiento en grupos del alto riesgo».

Otros, a pesar de estar en plena etapa experimental, le dan más crédito. Por ejemplo, un trabajo del Worcester Polytechnic Institute, de Inglaterra, sugiere que el arándano podría proporcionar un alternativa a los antibióticos, particularmente para combatir las Escherichias coli que han llegado a ser resistentes al tratamiento convencional. Los resultados de esta investigación fueron presentados en la reunión anual de la American Chemical Society.

Por último, como todo producto natural, no está regulado; por lo tanto hay que consultar al médico sobre la dosis que se necesitaría consumir, interacciones con los medicamentos, sus beneficios y posibles efectos secundarios; aunque en términos generales se lo considera seguro con base en los antecedentes que posee como producto comestible (se usa comúnmente como mermelada, en tartas de frutas, almíbares y bebidas).

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