De la familia de las liliáceas, la planta de aloe vera es conocida tanto por sus propiedades medicinales como cosméticas. En el antiguo Egipto ya se aprovechaban sus beneficios, aunque se dice que la descubrieron los chinos. Los monjes franciscanos la trasladaron a América, será por eso que se la considera “milagrosa”.
Se administra de forma externa en geles y cremas o de manera oral a través de jarabes y jugos. Sus nutrientes regeneran las células de todas las capas de la piel siendo muy utilizada en casos de quemaduras, picaduras de insectos, heridas superficiales, erupciones, eccemas y acné juvenil así como también para aliviar los síntomas de enfermedades eruptivas. También es recomendada en tratamientos de psoriasis, para eliminar manchas en la piel, mejorar la celulitis y prevenir la aparición de estrías.
Regula y mantiene hidratada cualquier tipo de piel, ayuda a disminuir las arrugas y a cerrar los poros. Además sus propiedades también se aplican al cabello ya que le otorga suavidad y resistencia.
El aloe vera contiene aloemicina y aloeuricina, sustancias beneficiosas en cuadros de úlceras gástricas y estomacales. Algunos estudios aseguran que tiene la capacidad de reducir los niveles de azúcar en sangre en personas diabéticas. También actúa como depurador del organismo y fortalece el sistema inmunológico, revitaliza la médula ósea y estimula la producción de endorfinas.
Las gárgaras realizadas con su jugo diluido en agua disminuyen los dolores en la boca y la garganta: aftas, encías, disfonías, amigdalitis, faringitis, entre otros, gracias a su poder antibiótico y antinflamatorio.
En lo de Pérez, podés encontras distintas opciones para incorporar los beneficios de esta planta.