El trigo sarraceno es un súper alimento con grandes beneficios que hoy podemos incorporar a nuestras rutinas de alimentación saludable; para los bretones, los beneficios del trigo sarraceno, también llamado alforfón, son conocidos desde hace varias centurias. Su nombre indicaría que se trata de un cereal, pero no es así; el trigo sarraceno no es una gramínea sino un pseudocereal como la quinoa o el amaranto; pertenece a la familia de las polygonáceas como el ruibarbo y la acedera.
En las tradiciones culinarias se utilizan sus semillas en forma de harina para panificados de todo tipo, en Japón son muy populares los fideos soba, en el norte de Italia se consume la polenta taragna y en los países de Europa del Este una suerte de guisos conocidos como kasha.
Un punto a destacar es que puede reemplazar al trigo común pero sin el aporte de gluten y muchos beneficios adicionales. Por tal motivo es un alimento especialmente indicado para los celíacos, las personas sensibles al gluten y para quienes han elegido una dieta libre de esta controvertida proteína vegetal.
Siendo rico en vitamina P, los deseables flavonoides, en magnesio y fibra, tiene interesantes propiedades nutricionales para prevenir y tratar enfermedades cardiocirculatorias; reduce el colesterol LDL -conocido como «malo»- y aumenta el HDL -al que solemos llamar «bueno»-, protege de los efectos negativos de la hipertensión y fortalece las paredes de los capilares.
También ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, siendo de gran interés para los diabéticos. Una de las razones es la presencia de D-chiroinositol (DCI), una molécula de la familia de los inositoles, que se presenta con baja presencia en los diabéticos; estudios realizados con complementos de DCI por vía oral restauran la sensibilidad de las células a la insulina y la eliminación de glucosa. También hay evidencias que ayuda en el tratamiento del síndrome de ovarios poliquísticos y para reducir el exceso de peso.
La proteína que aporta es muy completa y es especialmente rico en el aminoácido lisina -deficitario en los cereales- y en metionina -limitante en las legumbres-, además de triptófano y treonina en cantidades interesantes; este es un dato de interés para balancear el aporte proteico en veganos.
Cómo cocinar el trigo sarraceno
Antes que nada, al comprarlo debemos asegurarnos que no esté húmedo ni sus granos apiñados. una vez en casa, lo conservamos en un frasco de cristal hermético en un lugar oscuro y seco; si lo hacemos en la heladera, se conserva en buen estado durante un año.
Para cocinarlo, previamente lo dejamos bajo el chorro de agua removiéndolo a efectos de quitarle la tierra y alguna sustancia indeseable. La cocción se realiza en dos partes de agua por una de trigo sarraceno; se lleva a ebullición y se continúa a fuego moderado y tapado durante unos veinte minutos. Se conserva refrigerado un máximo de tres días y puede ser utilizado en numerosas recetas dulces y saladas.
(Nota extraida de Diario Veloz)