El Papel de la Melatonina y las Mitocondrias*

Por Nestor Palmetti.

La melatonina es la hormona encargada de regular la función celular, de mantener las mitocondrias saludables, de reciclar elementos en el momento oportuno, y de ejercer como el antioxidante más potente del cuerpo. Además, posee efectos antiinflamatorios y analgésicos. En este informe explicamos su relación con la energía corporal.

La melatonina se produce a nivel de la glándula pineal, a partir de serotonina que a su vez usa como precursor al aminoácido triptófano. También las mitocondrias producen melatonina para equilibrar los radicales libres que produce al generar energía, pero esta melatonina permanece en la célula y no se vuelca al flujo sanguíneo.

Es importante comprender que a partir de la melatonina, se produce DMT (dimetiltriptamina), el compuesto que liberan alucinógenos como la ayahuasca y que generan estados de lucidez y claridad mental. Es decir que podemos expandir consciencia endógenamente y sin necesidad de estímulos externos.

Veamos algunos conceptos básicos sobre esta hormona.

  • La luz infrarroja del sol genera melatonina.
  • La luz ultravioleta del sol genera serotonina (neurotransmisor que provee efectos analgésicos y de bienestar), que por la noche se convertirá en melatonina. Cuanta más información se descargue del sol, más serotonina, y cuanta más serotonina, más melatonina.
  • El respeto por los ritmos circadianos es esencial para producir melatonina nocturna. Su pico se genera entre las 21hs y la 1 de la mañana.
  • La alteración de los ritmos circadianos destruye la melatonina.
  • El sol entrena los ritmos circadianos.
  • La luz artificial destruye la melatonina y los ritmos circadianos. También inhiben a la melatonina el cloro, el flúor, el aluminio.
  • En invierno, al calor del hogar y bajo la luz artificial por la noche, se inhibe la melatonina.
  • Comer de noche, desajusta los ritmos circadianos y la melatonina.
  • La exposición al frío, la oscuridad y el trabajo físico activan la melatonina.
  • Comer durante el día, especialmente tras la salida del sol, entrena los ritmos circadianos.

Se cree que solo existe una forma de generar melatonina: por la noche, en ausencia de luz. Sin embargo, también se genera de día a través de sus precursores. Existen dos formas de sintetizar melatonina: con luz solar, durante el día y en la oscuridad necesaria de la noche. En cambio, nunca  advierte sobre los peligros de la luz artificial, cuando el sol se oculta. Aparentemente todo se resuelve tomando un suplemento de melatonina, que si bien no es tóxico, genera “confusión” a nivel celular.

Cuando nos conectamos a la naturaleza, el colesterol sube, incluso por encima de 200 y 300 mg/dl, y la melatonina inunda las mitocondrias para producir energía y salud. Las células pueden decir la hora en todo momento y los genes del ADN celular expresan la sinfonía de la salud.

Alimentariamente podemos hacer aportes, tanto de triptófano como de melatonina. Comencemos por el aminoácido triptófano. Lo aportan frutas (banana o plátanos, ananá o piña), hortalizas (pimientos, zapallo), semillas (sésamo, nueces, maní, pistachos, girasol, zapallo, almendras), cereales (avena), legumbres (garbanzos), cacao y polen de abejas. Atención que bajo cocción, el triptófano genera derivados carbolínicos (gammacarbolinas) con poder mutagénico, muy superior al registrado en otras sustancias cancerígenas reconocidas. O sea, usar estas fuentes preferiblemente sin cocción (activadas, fermentadas, licuadas, deshidratadas). En materia de fitomelatonina, destacan almendras, pistachos, kiwi, hongos o setas, bayas en general, pepinos…

MITOCONDRIAS Y ENERGÍA

Estamos hablando de mitocondrias y es bueno hacer el punto sobre su función. Hay libros y sitios para profundizar en esta información (Activa tus mitocondrias, de Antonio Valenzuela; Generando voltaje en la salud humana, Sacha Barrios; www.tomecontroldesusalud.com, Dr. Joseph Mercola) pero aquí resumiremos algunos conceptos básicos.

Las mitocondrias, que se encuentran dentro de las células, son las encargadas de generar la energía para la función celular (ATP, nucleótido adenosina trifosfato). Evolutivamente, son bacterias unicelulares (procariotas) que en épocas de la “explosión del oxígeno” (sucedió cuando aparecieron las cianobacterias que comenzaron a producir oxígeno en el planeta), entraron al interior de las células eucariotas y desarrollaron una cooperación simbiótica con las células. Se trata de estructuras muy pequeñas (miden unas 7 micras o sea 0,007mm) que dependen del oxígeno y del sol.

Las mitocondrias de nuestras células son equivalentes a los cloroplastos de los vegetales, porque ambos dependen del sol (son cromóforos). Las primeras toman oxígeno, electrones y glucosa para entregar energía (ATP), agua y CO2. Los cloroplastos toman electrones del sol, agua y CO2 para entregar oxígeno y glucosa. Como curiosidad podemos ver que el ADN mitocondrial se transmite generacionalmente solo a través de la madre, por lo cual todos somos hijos de la misma “Eva mitocondrial” que viene de hace 200.000 años desde la línea ancestral africana.

La energía mitocondrial (ATP) produce la temperatura corporal (calor), la síntesis hormonal, la detoxificación (el hígado es el órgano con mas densidad mitocondrial) y la apoptosis (muerte celular). Cuando esta última función, que se expresa durante la noche, no se produce adecuadamente, da lugar a la senilidad (envejecimiento prematuro) y la inflamación. Cuando las mitocondrias funcionan eficientemente se genera un voltaje (-25 milivoltios) que tiene poder antioxidante y suministra electrones (carga negativa). Si hay mala función, el voltaje se reduce (-5 milivoltios o directamente carga positiva), secuestra electrones y genera oxidación (radicales libres).

Es importante saber que cosas estimulan la actividad mitocondrial. Ante todo la exposición al sol, al frío (en esa condición se estimula la producción de calor), a los electrones (provenientes del sol), al oxígeno (alcalinidad) y sobre todo, la disponibilidad de la hormona melatonina.

Al exponernos al sol y al caminar descalzos, estamos incorporando electrones, lo cual activa la mitocondria y neutraliza los radicales libres. El frío hace al encogimiento de la célula, lo que activa la conductividad y estimula la actividad mitocondrial. Los alimentos vivos, la actividad física intensa y la respiración en naturaleza, aportan oxígeno y electrones. Respecto a la melatonina, acabamos de ver la importancia y los estímulos que generan su presencia abundante.

Por el contrario es bueno saber lo que inhibe la actividad mitocondrial y por tanto la energía celular. En primer lugar el sedentarismo y la vida en ambientes cerrados, la falta de exposición al sol, la toxicidad, la inflamación (genera protones, carga positiva), los campos electromagnéticos artificiales, los antibióticos, los alimentos cocidos (sustraen oxígeno y ceden protones) y el calor. Esto último genera una expansión celular y una reducción de la conductividad eléctrica, lo cual “relaja” la actividad mitocondrial.

Resumiendo, las recomendaciones para activar la energía celular serían: actividad física (sobre todo en ayunas), contemplar el sol (sobre todo a primera y a última hora del día), evitar luz azul y campos electromagnéticos durante la noche, cenar antes de las 21hs y en modo ligero, practicar ayuno intermitente (comer entre 12 y 20hs), exponerse al sol durante el día (crear un curtido gradual), respirar y estar en naturaleza, generar espacios de silencio mental durante el día, alternar la exposición a frío y calor (ducha escocesa), estar en movimiento durante el día…

Nutricionalmente, priorizar: hojas verdes, crucíferas (brócoli, rúcula, kale, coliflor), liliáceas (ajo, cebolla, puerro), frutas (bayas, aguacate o paltas), remolachas, hongos, semillas grasas (cajú, almendras), algas, agua de mar, aceite de oliva, especias, fermentos, cacao, café, moringa y cocinar apenas lo indispensable.

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